La Mañana
Leve cinta de luz brilla en oriente,
como la fimbria de oro
del ropaje del sol resplandeciente;
y este es el nuncio de la luz del día.
El pueblo de las aves que dormía.
en el regazo de la callada noche
rompe el silencio en armonioso coro,
y un cantico levanta al que infalible
su cotidiano sol al mundo envía.
Raya el alba; las sombras que esparcidas
por los aires, Tejian silenciosos
el tenebroso velo
en que yacía envuelto el ancho suelo,
ciegas ante la luz y confundidas
se rompe, al caso retroceden,
y el espacio y el cetro al día ceden.
las nubes vuelan despacios
de Zaldumbide