Mi pasado, es una condena. Pero no toda la vida iré pidiendo perdón por lo que fui o hice. Porque todos tenemos pasado y valora a quien, incluso conociéndolo, se queda para decirte: está bien, yo también tengo uno. Y te abrace hasta que sientas que las costillas te van a estallar y que el mundo puede ser un lugar bonito para mirar. Sentir. Amar. No mires al ayer. Por más que quieras, no lo hagas. Duele. Siempre dolerá. Es mentira que uno olvida del todo. Hay golpes, sonrisas y lágrimas que te perseguirán toda la vida. No aceptes un amor que te quiera sin pasado. Mereces uno que te acepte con todo y cicatrices. Con todo y metidas de pata. Los tropezones son los que te impulsarán a ir más lejos y con gente que valdrá la pena…
Fragmento de “Ayeres”, Benjamín Griss